¿Quién te gobierna?

El reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder. Esta verdad fundamental, extraída de 1 Corintios 4:20, nos invita a reflexionar sobre quién realmente gobierna nuestras vidas.En un mundo donde las elecciones y la política ocupan gran parte de nuestra atención, es crucial preguntarnos: ¿Quién gobierna nuestro corazón? Aunque muchos afirman que Dios es su rey, no todos viven de acuerdo con Sus palabras. Como dijo el profeta Isaías: "Este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí".

El gobierno de Dios en nuestras vidas

Cuando Dios verdaderamente gobierna nuestras vidas, nuestro mayor deseo es hacer Su voluntad. Jesús mismo nos dio ejemplo al decir: "No se haga mi voluntad, sino la tuya". Esta sumisión no es fácil, pero demuestra nuestro amor y respeto por la autoridad divina.El gobierno de Dios trasciende nuestra realidad actual y se extiende hasta la eternidad. Él reina sobre todas las naciones y poderes terrenales, como nos recuerda el Salmo 66:7: "Él gobierna con su poder para siempre; sus ojos contemplan las naciones".

La decadencia moral y el gobierno divino

En tiempos de decadencia moral y deserción espiritual, es reconfortante saber que Dios sigue siendo el Rey de reyes y Señor de señores. Su gobierno no está amenazado por las fuerzas del mal. Como dice Isaías: "Jehová quebró el báculo de los impíos, y el cetro de los gobernantes".

El reino de Dios en nuestros corazones

Jesús afirmó que "el reino de Dios está entre vosotros". Es en nuestros corazones donde Cristo gobierna, guiándonos y transformando nuestro comportamiento. La pregunta crucial es: ¿Estamos permitiendo que Su gobierno aumente día tras día en nuestras vidas?

Cómo nos gobierna Jesús

Aunque Jesús está en el cielo, nos gobierna a través de Su Palabra y del Espíritu Santo. La Biblia es el cetro de nuestro gobernante, por medio del cual nos comunica Su voluntad. Como dice el Salmo 119:11: "En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti".

La mente gobernada por el Espíritu

Romanos 8:5-6 nos enseña que "los que viven conforme al Espíritu tienen la mente puesta en lo que el Espíritu desea. La mente gobernada por la carne es muerte, pero la gobernada por el Espíritu es vida y paz". Nuestros pensamientos determinan nuestras acciones y, en última instancia, quiénes somos.

Conclusión

Permitir que Dios gobierne nuestras vidas implica someter cada pensamiento, palabra y acción a Su autoridad. Cuando nuestra mente está gobernada por el Espíritu, nuestras creaciones e ideas darán vida y paz a los demás. Que podamos decir con sinceridad: "Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo así también en la tierra".

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